Entrenamiento del actor: 2da Parte


Tibasosa, el estreno

La Laguna de Iguaque nos daba una lección al no mostrar las fotos que tomamos en sus alrededores, protegiéndose y limitándose a contar la belleza de su historia sólo a quienes subieran las casi 4 horas de camino cuesta arriba por las montañas de los páramos boyacenses.

Después de su permiso y un poquito de su agua para nuestro bote de polvos mágicos, seguimos nuestro camino, al pensar muy bien las cosas, llevábamos mucho-demasiado equipaje con nosotros. Por lo que decidimos ir a Tibasosa siendo el valle donde está ubicada nuestra tierra (incluyendo a Adrián que también es su tierra), sus montañas los testigos de nuestros primeras pasos y los sauces nuestros primeros maestros de actuación, la tierra de las golondrinas soñadoras y los amigos del viento también fue el lugar donde nació el 1er Festival de Culturas de Nuestra América, Abya Yala y la sede de la Asociación para el Desarrollo Sostenible “Semillas” anfitriones del festival.

Semillas nos abrió el apoyo para comenzar el montaje y los preparativos para nuestra primera función, la función de estreno de El Árbol de los Sueños. Acompañados por todas y todos los tripulantes que brincaban de gozo y emoción dentro de La Maleta Mágica; afuera alcanzábamos a escuchar a Filemón diciéndole a Huakoo que pronto saldrían a escena y los nervios se apoderaban de sus botones blancos…

Comenzaron los ensayos en la casa Mala-Bar, con un conjunto de sauces llorones que fueran nuestro escenario de estreno días después. La casa Mala-Bar es un proyecto de los malabaristas de Tibasosa para crear un espacio donde se reúna la gente interesada en el arte, el arte del juego de asombrar a la gente a través de la tenacidad y destreza de no dejar caer ningún objeto al suelo, el arte de sincronizarse con las esferas del mundo al moverse a su tiempo.

El duende nos abrió las puertas y junto a Dakota su perra ensayamos por 3 días largos, aprovechando para comer esos panes de queso de sabor exquisito y las delicias de las feijoas, frutos exclusivos de la zona.

Se podría decir que comenzamos el año de manera extraordinaria, porque el verdadero cambio de ciclo solar se dio el 21 de diciembre, el solsticio de invierno. Celebramos toda la noche acompañados de los abuelos indígenas de varias culturas colombianas que hicieron una ceremonia de tabaco alrededor de una fogata y con cantos ancestrales que llenaban el corazón de paz profunda. Nos quedamos hasta el amanecer, para recibir al nuevo sol, al sol renovado para otro ciclo más para seguir alimentando con su energía la vida regeneradora.

Así pues, comenzamos el nuevo ciclo solar con el estreno de nuestra obra, con este nuevo sueño de La Maleta Mágica y sus tripulantes, iniciaba la esperanza de llevar un pequeño mensaje a los corazones, ojos, cuerpos, mentes y oídos de quienes habríamos de encontrar más adelante. El estreno fue en un escenario natural impresionante, rodeado de árboles, justamente nuestro lugar de ensayos: La casa Mala-Bar

Colgamos nuestro teatrino entre un par de sauces cómplices de la materialización de nuestro sueño, cómplices de ensayos, cansancios, y harta dedicación. Comenzaba la gira, y Tibasosa nos acogía, muchos amigos fueron a vernos actuar y reír a nuestro lado. Acompañados de ladridos de Dakota y de Eco en medio de los acostumbrados voladores decembrinos siguió el show, y siguieron las risas envolviendo el escenario en una esfera de colores para finalizar compartiendo el proyecto fotográfico del viaje y hacer trueque por aquello que tanto agobia a la raza humana, el dinero…

Dejamos Tibasosa para seguir las andanzas rumbo al mar, pero sin prisa, queríamos antes conocer las “raíces mágicas” en el Norte de Santander.

Entrenamiento del actor: 1era Parte


Maleta lista para viajar!

Panfilo, Filemón, Agustina, Wakuu, el sonajero del hombre de la montaña, el Capitán Guantanamera, 5 huevitos, un abejófono, la armónica de Cardelly, la araña Domitila con su nariz roja, un instrumento encantado para hacer llover, el frasquito de las aguas encantadas, “Tina” nuestra nueva tripulante de cristal, las banderas de colores, la pelota roja, una estrella fugaz, las cartas del aprendiz de mago que ya es mago, Wall-E, dos mochilas, bolsas de dormir, una carpa, dos aislantes, un poco de ropa (un mucho para Tiecito), zapatos para subir montañas y para caminar en la playa, una guitarra, un djembe, una caja de artesanía, dos libros: “El fabuloso viaje de la botella más grande del mundo” y “El imperio de las cinco lunas”, 4 kilos de granola y 10 galletas, un micrófono, un sonido y una maleta de payaso azul para el sonido, 6 pelotas para malabares, cuatro clavas, telas para hacer un telón y unas hojitas, el infaltable diario de viaje, dos soñadores cargados de ánimo para desplegar las alas por el mundo y sobre todo los sueños de muchos otros viajeros impregnados en todos y cada uno de los tripulantes… un nuevo viaje de La Maleta Mágica.

Así empezó nuestro viaje, como costumbre cargando más de lo que podemos llevar con la fuerza de querer co m partir un nuevo cuento adonde lleguemos, y a que se debe tanta cosa? Si es verdad, ya antes habíamos vivido lo que es cargar demás por el camino, claro que hay una razón, o mejor hay un nuevo cuento, un cuento que saldría del mundo de cuentos al abrir nuestra Maleta, un cuento para compartir, un cuento para aprender a soñar: “El árbol de los sueños” adaptación para La Maleta Mágica de la obra del escritor español presente en su libro del mismo nombre.

Fue estando en la gran serpiente, en los inicio de nuestro viaje anterior donde soñamos algún día poder compartir este cuento y fue en nuestra casa-taller en Bogotá donde empezamos a darle forma al sueño , nuestro objetivo: llevar este cuento para aprender a soñar en nuestra gira por el Caribe, y a su vez aprender a soñar nosotros al soñarlo como dice Augusto Boal “No tiene mucho sentido llevar un mensaje cuyo contenido no estamos dispuestos a practicar”.

Así caminamos llenos de maletas las primeras cuadras, la maleta azul era un desastre: teníamos que levantarla para subir los andenes, luego nos dimos cuenta que vacía ya pesaba 4 kilos por lo menos. Así llenamos la puerta de atrás del transmilenio rumbo a la salida de la ciudad, rumbo a nuestro primer destino: “La Laguna sagrada de Iguaque”.

Grotowsky los echaría a patadas…

Llegamos ya entrada la noche al pueblo de Villa de Leyva nuestro único contacto era el conocimiento de que había una Maloka: “El teatro itinerante del Sol”, un nombre muy bello para un proyecto que por supuesto queríamos conocer, entramos a Internet a buscar acerca de ellos(as), tendríamos que haberlo hecho antes pero salir de las grandes burbujas consume tanto tiempo que al final se nos pasó, y encontramos que justamente había un taller desarrollándose, ese día era, según el programa era un homenaje a Grotowski, que para nuestros oídos no decía nada, pero la descripción del lugar hablaba un poco de la cultura maya y su calendario como parte de una obra de teatro que desarrollaron…

Y así, aventurándonos como siempre, llegamos a las puertas de la Maloka en lo alto de una montaña, en la oscuridad de la noche pedimos hablar con la coordinadora del proyecto llamada Beatriz, se encontraban en reunión del taller. Entonces esperamos y pasaron varias personas de varios países del mundo, dándonos una buena bienvenida y tocando un poco la guitarra, pero apareció la señora Grotowskiana, que para efectos dramáticos de nuestro texto será mencionada como la bruja Grotowskiana.

Tal vez nuestra visión del mundo es de mucha apertura a las sorpresas, lamentable que la bruja Grotowskiana no fuera del gremio del asombro por la vida. Buscábamos gente con quien compartir nuestro proyecto de La Maleta Mágica, hablar de nuestra obra y seguramente aprender de las personas que se han dedicado al teatro por unos cuantos años; pero parece que esos cuantos años subieron a esta mujer a la nube de los artistas, volando en el cielo de soberbia.

Cuando vio nuestras maletas y medio escuchó nuestra historia, se molestó bastante por haber llegado sin avisar, lo cual intentamos un par de veces antes de subir a la montaña, le contamos que no estábamos buscando posada, tenemos una carpa solo queríamos alcanzar a llegar a la presentación final. Gruñonamente dijo que hablaría con las personas encargadas de logística y vería si podíamos estar aunque sea en las conclusiones. Caminó hacía el sitio de reunión para tomar donde se toman las comidas y dijo “llegan dos paracaidistas a pedir alojamiento a esta hora, y si digo que no yo quedo como la mala”, a lo que Jota inmediatamente añadió “disculpe, no estamos pidiendo posada, queremos compartir con ustedes un sueño, un proyecto con el que comenzamos a viajar”, y la bruja dijo “se pueden quedar la noche de hoy sin decir una sola palabra, esto es un homenaje a Grotowski y Grotowski los echaría a patadas!!, pero como yo soy mujer los dejaré quedarse, pero que les quede claro GROTOWSKI LOS ECHARÍA A PATADAS!!…”

Así fue la primera noche en el entrenamiento del actor, con obviedad los tripulantes de la maleta mágica no dejamos que pisaran de esa manera el sueño que queríamos compartir, salimos de la casa y en el primer terreno que encontramos enfrente acampamos al estilo sardina, porque nuestra carpa es para dos personas y somos dos personas, pero en ese momento con 6 maletas más grandes que nosotros. La bruja se quedo con su taller sin interrupciones de ningún soñador viajero, porque al siguiente día emprendimos vuelo al siguiente destino inicial, la laguna de Iguaque, lugar sagrado para la cultura Muiska.

La noche de Bienvenida

En la mitad del bosque, al lado de un río de agua cristalina, con un fogón de piedra y leña suficiente para acostarnos a disfrutar el calor del fuego bajo la sombra del inmenso árbol de estrellas apreciando sus ramas sin fin; así fue nuestra verdadera noche de bienvenida, en un bosque encantado a la entrada del parque de Iguaque.

Como esferas sincronizadas se movían las estrellas en capas, como queriéndonos contar sus historias milenarias, cada estrella está a millones de años luz para los que piensan en distancias lineales, pero por una fuerza que va más allá de lo que puede expresarse en palabras se mueven mostrando figuras, pudimos entonces reírnos mucho de Grotowsky y sus teorías de actuación, del encierro en burbujas individuales para dentro de ese silencio encontrar el ánimo para actuar como un clásico, encontrar un sentimiento tan verídico que hasta el mismo personaje soñado alguna vez tendría que salir de su historia para darle campo a este actor que lo hace mejor que él. Pero basta de anacronismos, tanto Grotowsky como el escenario donde su inspiración se desarrolló están lejos en el tiempo y en el mapa.

Nosotros veníamos a saludar a la laguna sagrada, a ofrendarle nuestro viaje y a llevarnos en nuestra piel su resplandor lleno de sabiduría, sabiduría esa que tienen los abuelos de los abuelos, esa que no distingue entre bien y mal pero sabe que toda acción en el mundo viajará eternamente para encontrar su reflejo. Esa tan necesaria para encontrar el camino a nuestro sueños y los nuestros son tan simples como esenciales: armonía y re-encantamiento, la sabiduría necesaria para nuestras alas y nuestra lengua, eso le contamos a la laguna y a todos los abuelos amarillos que viven allí, centenares, miles de frailejones nos escucharon al dar la vuelta mientras jugábamos con Pánfilo a tomar fotos de la vida hecha juego.

Pero ya saben ustedes como son las lagunas encantadas… Y los que no lo saben pos asómense a una!: tienen tanto poder que pueden cambiar cualquier cosa sin importar tiempo y distancia, se comunican con otras lagunas encantadas y tienen influencias muy fuertes con las nubes, de hecho se sabe bien que crean nubes capaces de viajar por todo el mundo con un mensaje pasando inadvertidas; al fin y al cabo siempre pasan nubes y cuando llegan! Una pequeña lluvia y ya está: Hechizo completado… y así fue que nuestra laguna sagrada no quiso que las fotos ya tomadas pudieran ser compartidas esta vez, la memoria SD donde las grabamos sacó la mano y no volvió a ser leída, así que las fotos se quedan en nuestros ojos por ahora, sabíamos que a la laguna no le gustaba que le echaran piedras pero nunca pensamos que tampoco le gustaban las fotos; es posible muy posible que tan solo quiera que volvamos al final del viaje a saludarla de nuevo, llenos de historias y con regalos del mar para ella.



El árbol de los sueños

Los árboles son, quizá, los seres vivos que guardan mayor memoria de las cosas.
Cada año, anotan en el interior de su tronco, con una línea indeleble y concéntrica hasta el más mínimo recuerdo.
Un trazo firme y constante refleja la rutina de los días; una oscilación brusca, un detalle sorprendente o insólito.
Por eso, nunca olvidan nada.
Por eso, sus recuerdos logran vencer el paso del tiempo…

Cuando terminamos de leer este cuento de Fernando Alonso soñamos con algún día poder compartirlo en nuestro viaje, un cuento para contar al abrir la maleta, que hablaba de aquello que tanto y tanto incluimos en nuestro andar: “Los Sueños”

Aquella materia etérea y mágica que crea realidades, si nos preguntamos porque hay tanta realidad suelta por ahí que acaba con el mundo y con nosotros mismos tendríamos que empezar por preguntarnos cuales son los sueños que impulsaron a crear semejantes monstruos, aunque bien dicho sea de paso la gran mayoría de humanos no hacemos consciente nuestra naturaleza soñadora y nos quedamos viviendo sueños ajenos, que no siempre son los más alegres.

Y como La Maleta Mágica puede ir a cualquier tiempo y lugar a cumplir sus sueños porque navega en el océano del querer, llegó el tiempo de regalarnos el tiempo para iniciar su montaje. Otro sueño de aquellos que van enamorando corazones, reflexionando sobre “realidades” y transformando sentimientos.

Así iniciamos ésta gira de montaje rumbo al mar - lugar donde precisamente se desarrolla la obra - llenos de sueños: con los materiales y las ganas para hacer la adaptación de la obra. Movidos por el interés de compartir un mensaje; el sol, la lluvia, el viento de mañana no tienen color ni sabor ni música… porque no existen. Pero el sol, la lluvia, el viento y el amor de hoy si lo tienen, porque hoy es el emblema radiante de una vida que comienza…